Acuario

4.05.2010

para que???


GRACIAS..POR..EXISTIR





¿Para qué te hizo Dios?
Dios te creó Único. El problema es que no lo sabes. Dios te creó con un don espectacular. El problema es que no te lo crees. Dios te creó con un propósito que puede cambiar al mundo. El problema es que no te sientes capaz.
Dios te creó único, en circunstancias irrepetibles, en un planeta incomparable. Tu rostro, tu cuerpo, tus ojos, tus manos, tu forma de percibir la Realidad,
las sinapsis de tus neuronas, tus gestos, tus caricias,
tu modo de experimentar o propiciar el orgasmo, tu manera de Amar… ¡son únicos! Y bien… ¿para qué Dios te hizo único? Muy sencillo: ¡para que desarrolles en esta Vida una misión única,
un propósito absolutamente diferente al de los trillones de seres
que habitan el resto del Universo! No te lo terminas de creer, ¿verdad? Bueno, lo creas o no, es así: tú eres el único que puede cumplir la misión
y el propósito para los cuales te creó el Uno… ¡Más nadie puede hacerlo por ti! Vivimos en sociedades de masas que producen todo en serie:
latas en serie, carros en serie, películas en serie, presidentes en serie
y (lamentable) seres humanos en serie que nunca descubren el don único,
el talento singular, el propósito divino que los reconecta con el Dios que es infinito Amor. Eres único... aunque vivas en sociedades que producen todo en serie En tal entorno, es de lo más normal creer que ser “normal” es la norma.
¡Dios no te creó para que fueras “normal”!
Dios te creó a Su extraordinaria similitud y analogía… ¡y como mínimo,
Él desea para ti una Vida extraordinaria! Tú no eres la obra de una fábrica que produce objetos en serie;
tú eres un sujeto sin par en el Universo, la obra maestra e irrepetible
de un Diseñador Exclusivo: la Deidad de la que eres parte inseparable… Eres un ser Único… por ello el Dios que es Uno te hizo a Su imagen y semejanza. No obstante, para abrir caminos, estar en presencia de los grandes
y afianzar tus propósitos, tu don debe ser puesto al servicio
del Amor absoluto –sin dudas, miedos, recelos, o incertidumbres. Tu don –hecho Uno con la amorosa naturaleza y propósito de la Divinidad-
se torna en inextinguible llama de entusiasmo, en pasión que le da sentido
a cada segundo de tu existencia, en lumbre que ilumina a tus prójimos. Porque cuando avivas el fuego de tu don, avivas el fuego de Dios que hay en ti. Y para era eso fue que Él te hizo:
para transformar al mundo transformándote a ti mismo…

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