GRACIAS..POR..EXISTIR
ARENA Y PIEDRA
Por el ardiente desierto del Sahara, llevando una pesada carga sobre los hombros, iban caminando dos amigos, Farouk y Ramsés.
Habían perdido a sus camellos varios días antes y estaban agotados por la enorme distancia que habían recorrido a pie.
Llevaban casi una semana sin probar alimento y el agua se les terminaba bajo el inclemente rayo del sol. Las piernas les dolían de tanto caminar y tenían quemada la piel del rostro y los brazos.
Aunque entre los dos habían elegido esa ruta, Farouk le reclamó a Ramsés haber escogido un camino largo y desconocido.
Su furia iba en aumento: gritaba, manoteaba, le dijo un insulto y otro. Incluso llegó a darle una bofetada. Ramsés se quedó callado y la nariz le sangró un poco, pero no respondió a la agresión.
Con mirada profunda de tristeza se sentó y escribió sobre la arena con su dedo índice: "Hoy mi mejor amigo me pegó en la cara". A Farouk le sorprendió este hecho, pero no le preguntó nada.
Siguieron adelante y divisaron un oasis. Torturados por la sed, ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al agua de bruces sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse.
Farouk se tiró al agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse, Ramsés tomó un estilete y escribió en una piedra: - "Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida".Intrigado, Farouk le preguntó: - ¿Por qué ayer que te ofendí escribiste en la arena y hoy has escrito en la piedra? Ramsés le explicó sonriendo: -
Los errores de nuestros amigos se los lleva el viento por la noche.
Cuando amanece y el sol sale de nuevo ya no podemos recordarlos.
Sus pruebas de lealtad, sin embargo, quedan grabadas para siempre en nuestro corazón.
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