GRACIAS..POR..EXISTIR
He aprendido que la clave es la gente.
Que un buen equipo motivado saca adelante cualquier negocio y enfrenta cualquier circunstancia. Y que nada motiva más a la gente que sentirse respetada y saberse valorada.
Que uno no es líder porque se las sepa todas sino por saber escuchar a los que saben más y por ser capaz de hacer que todas las voces de un coro canten en armonía. En especial si son Prima Donnas.
Que hay que tener aptitud, pero que es más importante la actitud.
Que la única constante es el cambio y que hay que desarrollar un buen plan pero que hay que mantener una tabla de surfear debajo del brazo por si pasa una de esas olas que aparecen de vez en cuando y que se llaman oportunidades.
Que entre más duro trabajo más suerte tengo. Y que la suerte es la combinación de la preparación con la oportunidad. Que hay que tener estrategia pero también hay que tener cintura.
Que el que tiene verdades reveladas inflexibles y no se adapta, perece.
Que cada que creemos que “ya llegamos” y ”ya sabemos” corremos el riesgo de ser complacientes y de que nos barra una nueva ola. Que sólo si le apuntamos a las estrellas llegamos a un sitio elevado.
Que “hasta que no esté, no está”. O sea que no basta con la iniciativa sino que hay que tener “acabativa”.
Que sólo la crítica sincera nos deja ver nuestra imagen real en el espejo y que no hay que temerla ni amilanarse por ella sino buscarla, cultivarla y aprender de ella.
Que más rápido cae un mentiroso que un cojo.
Que la honestidad sí paga.
Que no se puede confundir la amistad con el favoritismo en las empresas.
Que aprendemos tanto o más de los fracasos que de los éxitos.
Que el éxito es como el alcohol: si se nos sube a la cabeza estamos en peligro, sobre todo si conducimos, ya sea un vehículo o una empresa.
Que las altas posiciones y los honores en las empresas y en la vida son fugaces y lo único perdurable es lo que uno es. Que no puede uno creerse que uno es lo que uno hace y que lo verdaderamente perdurable son las relaciones sinceras.
Y que, de nuevo, debemos respetar si queremos ser respetados. Ser solidarios si queremos solidaridad. Ser leales si esperamos lealtad.
Que la libertad no está garantizada, que hay que defenderla, luchar por ella. Y que nada atenta tanto contra la libertad de todos como la desigualdad, la inequidad y la injusticia.
Que un buen equipo motivado saca adelante cualquier negocio y enfrenta cualquier circunstancia. Y que nada motiva más a la gente que sentirse respetada y saberse valorada.
Que uno no es líder porque se las sepa todas sino por saber escuchar a los que saben más y por ser capaz de hacer que todas las voces de un coro canten en armonía. En especial si son Prima Donnas.
Que hay que tener aptitud, pero que es más importante la actitud.
Que la única constante es el cambio y que hay que desarrollar un buen plan pero que hay que mantener una tabla de surfear debajo del brazo por si pasa una de esas olas que aparecen de vez en cuando y que se llaman oportunidades.
Que entre más duro trabajo más suerte tengo. Y que la suerte es la combinación de la preparación con la oportunidad. Que hay que tener estrategia pero también hay que tener cintura.
Que el que tiene verdades reveladas inflexibles y no se adapta, perece.
Que cada que creemos que “ya llegamos” y ”ya sabemos” corremos el riesgo de ser complacientes y de que nos barra una nueva ola. Que sólo si le apuntamos a las estrellas llegamos a un sitio elevado.
Que “hasta que no esté, no está”. O sea que no basta con la iniciativa sino que hay que tener “acabativa”.
Que sólo la crítica sincera nos deja ver nuestra imagen real en el espejo y que no hay que temerla ni amilanarse por ella sino buscarla, cultivarla y aprender de ella.
Que más rápido cae un mentiroso que un cojo.
Que la honestidad sí paga.
Que no se puede confundir la amistad con el favoritismo en las empresas.
Que aprendemos tanto o más de los fracasos que de los éxitos.
Que el éxito es como el alcohol: si se nos sube a la cabeza estamos en peligro, sobre todo si conducimos, ya sea un vehículo o una empresa.
Que las altas posiciones y los honores en las empresas y en la vida son fugaces y lo único perdurable es lo que uno es. Que no puede uno creerse que uno es lo que uno hace y que lo verdaderamente perdurable son las relaciones sinceras.
Y que, de nuevo, debemos respetar si queremos ser respetados. Ser solidarios si queremos solidaridad. Ser leales si esperamos lealtad.
Que la libertad no está garantizada, que hay que defenderla, luchar por ella. Y que nada atenta tanto contra la libertad de todos como la desigualdad, la inequidad y la injusticia.
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